domingo, 26 de mayo de 2013

¿Y tu, a quién llamas impío?

 
1
No juzguen, para que no sean juzgados.

2
Porque con el juicio con que juzgan, serán juzgados, y con la medida con que midan, se les medirá.

3
¿Por qué miras la astilla que está en el ojo de tu hermano, y dejas de ver la viga que está en tu propio ojo?

4
¿Cómo dirás a tu hermano: Déjame sacarte la astilla de tu ojo, y he aquí la viga está en el tuyo?

5
¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces podrás ver bien para sacar la astilla del ojo de tu hermano.  (Mateo 7)
 
Es una moda entre protestantes el llamar impío a todo aquel que no profesa sus creencias, o sea, las del protestante; todo esto sin tomar en cuenta la dimensión conceptual del término que mal utiliza. Cuando hablamos de impiedad, nos estamos refiriendo a la falta de compasión, no así al temor a Dios. Es un hecho que no todo mundo es pío, pero mucho menos impío. Más bien los protestantes debieran cambiar el termino por la palabra inconverso y así evitar que quienes de uno u otro modo pudiéramos sentirnos atraídos por sus dogmas, nos alejemos cada vez más del camino hacia la aceptación de este.
 
Yo, en mi manera particular de analizar y expresar lo que pienso, me atrevo a decir que los verdaderos impíos están tras los techos y cobijo de muchas iglesias que deberían ser modelo y refugio para la gente que busca en ellas un escape ante las presiones que le supone vivir en una sociedad moderna bulliciosa y pervertida.
 
Personas que se atreven a pararse ante un pulpito a predicar de la vida de los feligreses, antes que ofrecerles el mensaje de paz y seguridad en Dios contenido en las sagradas escrituras; Personas que entienden que es mejor que la grey crezca en numero y no en fortaleza y calidad espiritual; que destrozan las vidas, afectos y sentimientos de aquellos feligreses que no se dejan manipular.
 
Son impíos aquellos evangelistas, pastores, sacerdotes y predicadores, cuyo principal motivo al presentar un mensaje es recibir una ofrenda o el favor del feligrés;

 Impíos los que van a un servicio religioso solo para ver los defectos de los demás; y aun, mucho más impíos, los que siempre están asegurando públicamente que EL SEÑOR LE DIJO tal o cual cosa acerca del hermano tal;

 Como también, impíos los que rehúyen a dar el diezmo con la vana excusa de que no van a mantener al vago pastor, predicador o evangelista;

 Impíos los que satanizan las actuaciones de los demás en el entendido de que solo ellos actúan santamente; Impíos los que profetizan de la carne y hacen creer que lo hacen por parte del seños Dios;

 Impíos, los que supuestamente han hecho profesión de fe, pero que no están dispuestos a retribuir y pagar los daños que antes hicieron a terceros para ganar su perdón;

 Impíos los que tratan de cubrir sus faltas resaltando las de los demás; pero más impíos los hipócritas, que se presentan con dos caras ante los feligreses y que a sus espaldas dicen, maldicen y desdicen de ellos.
 
Yo, soy un inconverso. Piedad, modestia a parte, la tengo sobrada; pues me duele todo el mal y las carencias de los pobres; y si aborrecer a los malditos impíos que me han hecho daño me saca de rango, entonces, soy un impío, porque no voy jamás a tolerar el hecho de que quienes me dañan injustamente y a otros inocentes en mi presencia salgan victoriosamente impunes ante la ley.
 
Si no he podido perdonar a la maldita gente del residencial MARAÑÓN II que trató de matar a mi familia tirándole la casa encima por considerarla invasora; y si eso se puede considerar impiedad, entonces soy impío.
 
Si el recordar con odio el nombre de un procurador fiscal adjunto corrupto, que no quiso hacer justicia en nuestro caso, el Sr. Juan Miguel Vásquez, buscando estrategias para favorecer a nuestros agresores, entonces soy impío.
 
Si tratar de servir a mi comunidad, haciendo propuestas para su desarrollo es un delito, entonces soy impío.
 
Si haber dado más de 25 años al estado como educador y formador es pecado, entonces soy impío.
 
Si haber puesto en las manos de los síndicos de Santo Domingo Norte el único plan integral para el desarrollo municipal diseñado sin apego a la concepción político partidaria es pecado, entonces soy impío.
 
Si haber criado dos muchachos educados en el temor de Dios, concientes y disciplinados es pecado, entonces soy impío.
 
Si el no tener vicio de droga, ni de alcohol es pecado, entonces soy impío.
 
Si dar de mis recursos alguna ayuda a los necesitados es pecado, entonces soy impío.
 
Ahora, si ni he matado, ni le he robado a nadie; ni le he quitado la comida de la boca a nadie y usted me acusa, entonces, el IMPIO ES USTED!!!!!!!
 

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